Conociendo la importancia del agua, muchas personas dejan un vaso de agua en su mesita de noche antes de acostarse por si se despiertan durante la noche con sed. Y todos los que lo han hecho o lo hacen con regularidad, sabrán el extraño sabor que tiene esta agua por la mañana.
El agua corriente, a diferencia de los alimentos, no contiene azúcares ni proteínas que favorezcan a los microbios. Así que no podemos decir que sean los microbios los que expliquen su extraño sabor.
Por otro lado, el agua que queda en un vaso es más susceptible a las partículas de polvo y las bacterias transportadas por el aire.
Por otro lado, cuando el agua se expone al aire, absorbe dióxido de carbono, una pequeña parte del cual se convierte en ácido carbónico. En otras palabras, esto implica que el agua expuesta al aire es propensa a cambiar su estructura química. Para ser más específicos, el ácido carbónico se convierte en carbonato o bicarbonato cuando libera uno o dos protones, lo que a su vez cambia el pH del agua. Este cambio también afecta su sabor.
Aunque esto no significa necesariamente que el agua que ha estado en su mesa de noche toda la noche sea dañina para beber, definitivamente es algo que vale la pena considerar debido al hecho de que esta agua ha acumulado una gran cantidad de polvo y bacterias transmitidas por el aire. Entonces, la próxima vez que sienta sed al despertar, simplemente salte a su cocina y busque un poco de agua fresca.
